Este copón contemporáneo combina líneas limpias con un elegante contraste entre superficies pulidas y texturizadas.
Una pieza funcional y refinada que se adapta con armonía a celebraciones litúrgicas modernas.
Materiales y diseño.
Fabricado en metal dorado, presenta un elegante acabado martelé en la parte central de la copa y en la base, mientras que el resto de la estructura es completamente lisa y pulida.
El fuste curvo con nudo esférico aporta estabilidad y equilibrio visual.
La tapa está coronada por una cruz de brazos curvos y base redondeada, en sintonía con el diseño general.
Medidas.
Altura:
20 cm.
Diámetro de la copa:
10 cm.
Uso litúrgico.
Con capacidad para unas 200 formas, este copón resulta idóneo para celebraciones diarias en parroquias contemporáneas, capillas u oratorios que buscan un estilo actual, sobrio y simbólicamente claro.
Luz y textura en una pieza diseñada para custodiar con dignidad.
Una propuesta estética equilibrada que une tradición y modernidad en el culto eucarístico..

Este cáliz de líneas clásicas y estilizadas combina elegancia formal con detalles ornamentales de profundo simbolismo.
El nudo central decorado con piedras rojas aporta un punto visual de devoción y solemnidad al conjunto.
Materiales y diseño.
Fabricado en latón con baño de oro de 24 quilates.
La copa es alta, lisa y ligeramente cónica, aportando una imagen clara y sobria.
El fuste es esbelto y culmina en un nudo ornamentado con pequeñas piedras rojas que contrastan con el dorado y simbolizan la sangre redentora.
La base, ancha y lisa, garantiza estabilidad y continuidad visual.
Medidas.
Altura:
22,5 cm.
(El diámetro de la copa no se especifica, pero puede estimarse en torno a 9,5 cm, con capacidad aproximada de 300 ml.
)Uso litúrgico.
Ideal para celebraciones solemnes, altares principales o como cáliz de ceremonia en festividades religiosas.
También es una excelente opción como obsequio litúrgico de valor simbólico.
Una pieza de nobleza clásica y profundidad espiritual.
El baño en oro de 24K y las piedras rojas realzan la centralidad del Misterio eucarístico, haciendo de este cáliz un signo de belleza y entrega sagrada..