Santa Lucía, virgen y mártir de origen siracusano, es patrona de la vista y símbolo de luz espiritual y pureza.
Esta imagen la representa en su iconografía tradicional, con la palma del martirio en una mano y el cuenco con los ojos en la otra, en clara alusión a su milagrosa intercesión y a su valentía al confesar la fe en Cristo.
Materiales y diseño.
Escultura en resina de poliéster, pintada a mano.
Santa Lucía aparece de pie, con túnica roja y manto verde con detalles dorados.
Sostiene la palma en su brazo izquierdo, mientras que en el derecho porta un cuenco marrón con dos ojos.
Su rostro, de expresión serena y compasiva, está suavemente modelado.
La base circular está decorada con una cenefa en relieve de tono dorado envejecido.
Medidas.
Altura:
30 cm.
Base:
10 x 9 cm.
Acabado.
Pintura de acabado mate con toques brillantes en los bordes dorados del manto y la base.
El modelado de los símbolos —cuenco, palma y túnica— está bien trabajado, con detalles claros incluso en la expresión facial.
El equilibrio de colores aporta serenidad y luminosidad al conjunto.
Uso devocional.
Ideal para altares domésticos o parroquiales, espacios dedicados a la oración por enfermos, clínicas oftalmológicas, devotos de Santa Lucía o comunidades que celebren su festividad el 13 de diciembre.
También es una figura significativa para quienes buscan luz interior o sanación espiritual.
Resumen.
Una imagen devocional sobria y bien acabada de Santa Lucía, que invita a la oración y a la confianza en su poderosa intercesión.
Perfecta para quienes desean tener una presencia espiritual que acompañe en momentos de oscuridad, enfermedad o duda..

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