Formas grandes

Otros datos: HARINA DE TRIGO Y AGUA

Las formas sagradas, también llamadas hostias, son los panes ázimos consagrados o destinados a la consagración durante la celebración eucarística. Representan el Cuerpo de Cristo y constituyen uno de los elementos más sagrados de la liturgia de la Iglesia. Su elaboración requiere pureza, precisión y respeto, pues están destinadas al momento central de la Misa: la transubstanciación del pan en el Cuerpo del Señor.

Desde los primeros siglos del cristianismo, la Iglesia ha cuidado con especial esmero la preparación del pan eucarístico, utilizando únicamente harina de trigo y agua, sin levadura ni aditivos. Su simplicidad y pureza expresan la humildad de Cristo y la perfección de su sacrificio, recordando las palabras del Evangelio: “Yo soy el pan vivo bajado del cielo.”

En El Ángel Arte Sacro ofrecemos formas sagradas de primera calidad, elaboradas por monasterios y talleres especializados bajo control eclesiástico. Cada lote se fabrica con harina de trigo seleccionada y agua purificada, siguiendo las normas canónicas establecidas por la Iglesia. El proceso se realiza en ambiente controlado y en silencio orante, garantizando un producto digno del culto divino.

Las formas se presentan en diferentes tamaños, adaptadas a las necesidades de cada celebración.

Formas grandes para el celebrante o concelebrantes.

Formas pequeñas para la comunión de los fieles.

Formas especiales para custodia o exposición eucarística, de diámetro mayor y con grabado central.

Cada forma posee una textura fina, homogénea y sin impurezas. Su cocción exacta asegura un color uniforme y una consistencia adecuada, evitando roturas al manipularlas o partirlas durante la fracción del pan. No contienen conservantes ni aditivos, lo que garantiza su pureza y respeto litúrgico.

Las formas de exposición o de custodia suelen llevar impreso el monograma IHS, una cruz o el Cordero de Dios, símbolos eucarísticos que subrayan su sentido espiritual. Estas piezas se elaboran con mayor grosor y precisión, destinadas a permanecer visibles en las custodias o exposiciones prolongadas del Santísimo Sacramento.

Cada lote de El Ángel Arte Sacro se presenta en cajas selladas y envueltas en papel protector, manteniendo la frescura y limpieza de las formas hasta el momento de su uso. Las hostias se conservan en lugar seco y fresco, lejos de la luz y la humedad, para preservar su integridad.

Más allá de su aspecto material, las formas sagradas son el símbolo más sublime de la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Su blancura evoca la pureza del alma y su sencillez recuerda la humildad del pan compartido. Por eso, su preparación y uso deben estar rodeados de recogimiento, respeto y amor.

En El Ángel Arte Sacro seleccionamos únicamente formas sagradas elaboradas con las máximas garantías litúrgicas y de calidad. Cada una de ellas está destinada a ser signo de fe, presencia y comunión, y se ofrece con el cuidado y la reverencia que exige el sacramento del altar.

Más que un producto, las formas sagradas son un instrumento de gracia, medio por el cual Dios se hace presente entre los hombres. En El Ángel Arte Sacro, cuidamos cada detalle para ofrecer hostias puras, limpias y dignas, elaboradas con devoción y respeto al misterio eucarístico.

Monjas Carmelitas – Formas para Consagrar y Escapularios.

Trabajo contemplativo, fe encarnada en la artesanía.

Las Monjas Carmelitas constituyen una de las órdenes contemplativas más antiguas y queridas de la Iglesia Católica. Fieles a su carisma de oración, silencio y servicio, muchas comunidades carmelitas elaboran de forma artesanal formas eucarísticas, escapularios y objetos devocionales, uniendo el trabajo manual a la vida de oración. Cada pieza es fruto de dedicación, recogimiento y amor a Dios, siguiendo la tradición monástica de “orar trabajando”.

Formas para Consagrar.

Las formas y hostias elaboradas por las Carmelitas se producen con harina de trigo y agua pura, sin aditivos ni conservantes, siguiendo las normas canónicas de la Iglesia para garantizar su idoneidad litúrgica. Cada comunidad dispone de pequeños obradores donde se preparan, cuecen, troquelan y envasan cuidadosamente, manteniendo pureza, higiene y respeto absoluto por el uso sagrado al que están destinadas.
Su textura ligera y su sabor neutro son resultado de un proceso completamente manual, realizado en silencio y ofrecido como oración. Estas formas son utilizadas en miles de parroquias, monasterios y capillas, siendo símbolo de la labor oculta pero esencial de la vida contemplativa.

Escapularios y Devocionales.

Además de las formas, las Carmelitas confeccionan escapularios del Carmen, rosarios, medallas y otros objetos de piedad, empleando telas naturales, cordones trenzados y estampas bendecidas. Cada escapulario representa el signo de protección de la Virgen del Carmen, promesa de su intercesión y expresión tangible del vínculo espiritual entre María y los fieles.

Cada pieza se elabora con esmero y discreción, en talleres dentro de los conventos, donde las hermanas transforman el trabajo cotidiano en un acto de servicio al prójimo y a la Iglesia.

En El Ángel, los productos de las Monjas Carmelitas —formas eucarísticas y escapularios— son presentados como auténticos frutos del silencio y la oración, ejemplos de una artesanía monástica viva, humilde pero profundamente significativa. Son objetos sencillos en apariencia, pero llenos de espiritualidad, pureza y verdad, nacidos del corazón orante del Carmelo.